Sin perdón

Comentaba ayer en el blog del oyente, a propósito del quinto aniversario del comienzo de la guerra de Irak, que recuerdo la repugnancia y vergüenza que me produjo ver al presidente de mi país metiéndonos en una guerra contra la que estábamos todos. Y añadía, en un arrebato de espejismo ilusionista, que a los ciudadanos españoles les costará perdonar al PP, sobre todo porque todavía no ha pedido perdón y porque todavía sigue defendiendo como buena aquella decisión. Y digo hoy que fue en un arrebato de espejismo ilusionista porque cuando lo releí, ya publicado en el blog, me di cuenta de que esa afirmación era producto de mi deseo (¡ya quisiera yo que fueran todos los ciudadanos de este país los que no perdonaran al PP determinadas cosas!) y que la cruda realidad es que hay muchos españoles que no sólo no han perdonado al PP, sino que lo han votado, y con ello han apoyado y refrendado aquella postura y muchas otras que a mí, como ciudadana, me escandalizan.
Muchos ciudadanos, demasiados, han apoyado al PP en estas elecciones, después de que nos metiera en la guerra, después de la mentira sobre el 11-M, después de una legislatura insoportable pateando y gritando día sí y día no  en el estrado del parlamento cual gamberros en una clase de instituto, dando "ejemplo" de buena educación a los niños y niñas de este país a los que no quieren que se les imparta Educación para la Ciudadanía. Y es más: muchos ciudadanos han apoyado al PP en Comunidades Autónomas y municipios donde la corrupción urbanística de sus gestores en la administración pública está a la orden del día.
Siento repugnancia ante la soberbia de aquel presidente (Aznar) que no quiere reconocer que se equivocó, que sigue defendiendo la decisión como buena y que por lo tanto se niega, y se negará, a pedír perdón. Pero también siento pena y preocupación por este país en el que, a pesar de haber ganado el PSOE, hay muchos, demasiados ciudadanos (¡más de diez millones! ) que son muy muy de derechas. Y siento aún más pena, porque de entre ellos, que no quiero decir que sean todos, los hay a los que no les tiembla el pulso de la ética al apoyar con su voto a gestores corruptos.
En eso precisamente, en la falta de escrúpulos está la clave de su movilización. En la falta de escrúpulos ideológicos y de otro tipo.
Y me explico: el votante tradicional de izquierdas no tiene la manga ancha, tiene unos principios éticos muy arraigados, y no perdona fácilmente los fallos de los suyos. Los hay que aún no han perdonado al PSOE ni la corrupción de los sinvergüenzas que se nos pegaron para sacar tajada y por los que los honestos militantes, los nuevos y los de toda la vida, llegamos a sentir vergüenza, ni la hipotética culpabilidad de la formación de los GAL, ni otros asuntos graves y menos graves de la última legislatura de Felipe González. Al votante clásico de derechas le da igual, suele tener la manga ancha, el bolsillo grande y la conciencia laxa.. El viejo votante del PSOE que se ha quedado sentado en su casa y no ha ido a votar está todavía enfadado con el PSOE. Sin embargo, al viejo y nuevo votante del PP, le da igual que el nombre de España esté mezclado en una guerra que haya causado miles de muertos, es más: como que les mola eso de ir por ahí todavía de conquistadores y salvadores de alguna patria.
Así que nos debería de ir preocupando más de lo que nos preocupa el resultado de las elecciones y cuáles son las causas profundas del calado de un discurso, un comportamiento y unas decisiones tan de derechas y tan carentes de valores humanistas en un sector tan importante de población. No deberíamos estar contentos en un país donde hay más de diez millones de ciudadanos mayores de edad que están de acuerdo con que "la situación allí ( Irak) ahora no es idílica, pero es muy buena" y si te he visto no me acuerdo (por eso se fué a los ocho años, me refiero a Aznar, para no rendir cuentas de su tropelía), y ahora me voy de rositas a ganar millones a la empresa privada y ahí os quedaís con vuestros muertos (los de Irak, los de todos, menos los de él por lo visto).
Para mí no tienen perdón y seguro que el apoyo que ahora han recibido y el que reciban en el futuro lo pagaremos muy, pero que muy caro.

2 comentarios:

pi dijo...

El que dice una mentira no se da cuenta del trabajo que emprende, pues tiene que inventar otras mil para sostener la primera. (A. Pope)

Anónimo dijo...

chapó!