Cabeza perdida

«Perdí la cabeza por una mujer», se le oyó decir desde no se sabía donde.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde Santander, sin duda.
Era yo... mientras caía de lo alto de un acantilado.

La gente que se encontraba arremolinada al pie del barranco, admirando las olas romper contra las rocas, miró hacia arriba cuando lo grité y no (me)vio a nadie; pero el caso es que tampoco me vieron caer, ni se percataron de la “proeza” cuando, al volver la mirada de nuevo al mar, ya había desaparecido sumergiéndome en el abismo.

Al final tuve una muerte sin testigos.
Y yo que lo que quería era protagonismo...

A esto también se le llama oír campanas y no saber donde, ¿no?.




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