Sueños de mar


Nada le gustaba más a la niña que escuchar aquel cuento de labios de la abuela para imaginar el mundo que había más allá de la tierra. Luego, cuando dormía, solo le quedaba el recurso del sueño para ver el mar. Todas las noches se sentaba en el rompeolas y esperaba que el agua tocara sus pies, que la espuma cubriera su cintura y que el mar la conquistara palmo a palmo hasta dejarse llevar por él. Entonces aparecía una corte de delfines que la escoltaban en su viaje por aquel mundo submarino. Así, noche tras noche, la niña vivía sus sueños de mar hasta que al despuntar la mañana su abuela la despertaba con un beso. Pero una noche los delfines la arrastraron hasta las profundidades del océano y la niña empezó a llorar. Se despertó sirena y nunca más pudo escuchar la historia de la abuela que le hablaba del mar.

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