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5.12.25

Palabras

A veces, amanecía “serena” y todo parecía encajar sin esfuerzo. Otros días, despertaba “duda” y el mundo le quedaba grande como un abrigo ajeno. Había mañanas en que era “fuga”, y una vez –solo una– apareció siendo “despedida”.

Un amigo le dijo un día:

—El problema es que no decides quién eres.

Ella sonrió.

—No es que no decida quién soy –le respondió–. Es que soy lo que siento y siento lo que digo. 

Y se marchó sin decir nada más, por temor a convertirse en “final”.


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