Viniste a jugar y nos jugamos a los chinos un beso. Ganaste tú y yo te lo debo.
Luna sola
La luna está sola, quién la enamorará, el buen enamorador que la enamore buen desenamorador será.
Más sobre la Q
Fue cuando la Oh del asombro necesitó saber quiénes somos, qué pasó y quién fue, cuando surgió el gran detective con su lupa en forma de Q.
Efeméride
Hoy hace 56 años que el hombre llegó a la Luna. Las mujeres se quedaban en tierra, esperando ser Reina por un día*.
* Así se llamaba un famoso programa de Tve en los años 60 del siglo pasado.
Iceberg
Nadie sabe casi nada sobre nadie. Somos la punta de un iceberg y bajo la línea de flotación los secretos congelados impiden que el mar arrase con todo. Pero parece conveniente conservar la temperatura ambiente para evitar mayores desastres. Seguimos navegando.
Escrito en 2022.
Metamorfosis
Magia de juegos. Canción
Voz y música con IA
Magia de Juegos.
Cielo en las nubes
Al nacer mi padre me puso Cielo y en mi juventud mi madre decía que yo siempre estaba en las nubes. Luego, un suceso de carácter familiar que no quiero concretar provocó mi caída libre y sin red hacia la tierra. Me di un gran golpe y durante mucho tiempo no levanté los pies del suelo. Ahora, tras darme un largo paseo por la vida, regreso de nuevo a las alturas. No creo que vuelva: me coge de paso.
El cuento del camello
La mujer se sentó junto a la mesa para coser el botón a la camisa de Martín. Abrió el costurero y vio que no tenía aguja. Se levantó y fue al pajar. Alli encontró al camello desesperado queriendo entrar por el ojo de la aguja que ella necesitaba. Hablaron. La mujer le ofreció toda la paja a cambio de la aguja. El camello se fue al mercado del pueblo más cercano, a diez kilómetros, vendió allí toda la paja y se le perdió la pista. A los tres días volvió.
— ¡Soy rico! – exclamó el animal –¡Soy rico! Vengo a que me des el botón, la aguja, la camisa y todo lo que tengas.
— No te servirá para entrar en el cielo –le dijo la mujer.
— El cielo ya no me importa.
Cartas 2
Ella:
Los niños de aquí no saben hacer barquitos de hojas de caña como tú.
Ni llevan sombrero.
Él:
Hoy subí a la puerta de tu casa. Está muy sola.
Las margaritas te echan de menos. Cogí una y me dijo que sí.
Ella:
La margarita tiene razón. Pronto volverá el verano.
Greguería
De alguna manera las nubes maquillan la tristeza, pero al rato llueve y ya da igual llorar.