A
la
Paz
al amor
al tiempo
a la justicia
a la empatía
a la igualdad
a la Solidaridad
di
sí
que ya no me quedaban lágrimas,
pero soy de extremos
Hoy abajo
mañana arriba
La noria de la vida.
8 años:
—¿Por qué los árboles viven más años que las personas si las personas somos inteligentes?
5 años:
— Porque las personas no tienen raices.
A veces, amanecía “serena” y todo parecía encajar sin esfuerzo. Otros días, despertaba “duda” y el mundo le quedaba grande como un abrigo ajeno. Había mañanas en que era “fuga”, y una vez –solo una– apareció siendo “despedida”.
Un amigo le dijo un día:
—El problema es que no decides quién eres.con flores rojas y velitas sobre la mesa,
vamos a encender las verdades
Por el mar van cambiando las corrientes,
por el mundo se extienden las sombras,
y en las noticias se olvidan los nombres
Lucen altas las cabezas impostoras,
mientras tantas vidas se apagan sin ruido;
y la fiesta levanta sus copas
Mesas que casi rebosan, y ruborizan,
pero afuera el invierno es cuchillo;
hay un niño durmiendo en la escarcha
Paz de envoltorio y mentiras,
regalos de silencio y cartón;
qué fácil comprar la apariencia,
Calles vestidas de plata y de espejos,
que en cada esquina esconden una grieta,
compromisos que sobran de lejos
Y aquí estamos: brillando por fuera,
y por dentro, pagando la fiesta;
Y al final de tanta luz derrochada
se nos queda el alma apagada.
Lucen altas, brillando impostoras,
mientras tantas vidas se apagan sin ruido
y la fiesta levanta sus copas
con brindis de humo y olvido.
Tu vida es ahora.
Lo demás es el pasado de la vida de los dos.El futuro no está escrito en ningún libro.
No tengo ningún plan.
Salvo seguir queriendo.
Te.
A Tí.
Diciembre me indispone. Desde las primeras horas del día uno ya siento el cuerpo rendirse: un peso turbio en las piernas, un zumbido en los brazos, un tambor en la cabeza. Llegan luego las náuseas, la angustia que se aferra al estómago, las urticarias que brotan como pequeñas protestas del alma. Las prisas malhumoradas.
Me aterran los almanaques que pasan páginas como si dictaran sentencia, las apps que recuerdan tareas que no quiero ver, los cohetes que anuncian fiestas que no deseo, y ese coro publicitario de turrones que invade cada rincón. Y lo peor: el desfile interminable de catálogos de juguetes y aplicaciones de compras, auténticos heraldos del caos.
Que alguien detenga diciembre.
Que alguien lo ponga en pausa, lo silencie, lo exilie.
Por favor, ¡que lo suspendan!
Que suspendan diciembre entero y parte de enero de todos los calendarios de mi vida. Saltémonos el invierno. Y que llegue pronto la primavera como mejor regalo de la Navidad que nunca existió.
Diciembre es frio y ruidoso. Demasiadas luces. Demasiadas ausencias. Demasiados adioses. Y a mi también me gustó tu silencio, tu luz de mariposa, tu calma.
Sé por qué me gustas.
Tu eres el mes de antes de Todo.
A lo largo del día, casi sin darme cuenta, atravieso distintos estadios del querer. Antes no sabía leerlos y tanta emoción en tan poco tiempo —repetida, cambiante— me inquietaba y aturdía. Era vivir en el trapecio.
Ahora, en cambio, disfruto de los buenos días que te doy al levantarme, con esa luz tenue que apenas roza la habitación. Te saludo como si no te conociera y, aun así, estuvieras ahí desde siempre. Todavía medio dormida, con la mente a medias, te digo lo primero que me sale antes de probar el primer sorbo de café.
Ya sabes que, sin ese amargor caliente, no termino de despertarme ni de ordenar las distancias.
Cuando avanza la mañana y el cuerpo me ocupa del todo, empiezo a preguntarme dónde andarás, si tu día te está tratando bien, si el frío te ha rozado la cara. Entonces me viene un sentimiento casi maternal, aunque la biología no lo sostenga: solo tienes unos años menos.
Podríamos ser hermanos extraviados, pero esa idea siempre la desecho.
Por la tarde, cuando escribo y el tacto del papel o del teclado me ancla, te siento más cerca. Es una cercanía tranquila, de camaradas, como si nuestras manos trabajaran en paralelo aunque no estemos en el mismo lugar. En este silencio, tu presencia tiene textura. Tú me inspiras.
A la hora de la cena, te imagino entre cuchillos y platos, con el vapor subiendo como una niebla tibia. Te veo probando algo, cerrando los ojos un segundo para comprobar si está en su punto.
“Pon una ración más y voy”, pienso dejando escapar una sonrisa, y me sorprendo con ese: “ojalá pudiera estar contigo y saborear tu manjar”.
Después de cenar, cuando por fin me relajo y todo alrededor se vuelve más lento, llega la hora más difícil de nombrar. Es cuando te imagino con una nitidez casi táctil: la distancia se acorta, la emoción me allana.
Y el querer se convierte en amor.
* Tí es nombre propio y tiene un bonito acento.
_______________
Adaptado para canción.
Letra: Ulla Ramírez. Octubre 2025
Voz y música: IA.
Enlace: Sexto sentido 2
Enlace: Sexto sentido 1
Hombres necios que acusáis, al pobre y humillado sin razón, sin ver que sois la ocasión del dolor y el odio que sembráis.
De nuestra juventud enamorada
quedó de tu cuerpo en el mío
como un ancla
hecho verbo de carne y amor
el hijo de la mañana.
Ese niño que se hizo gigante
y que ahora te levanta
con sus brazos
para ver la luz del alba
permanece claro.
Es la suma de nuestros días,
la juventud, la libertad, el amor,
una inmensidad
en poco tiempo condensada,
y el futuro común multiplicado
de aquel pasado conjunto
que aún nos contiene.
Es la sombra el reloj que marca el tiempo de la melancolía.
Nos cambian la hora, pero no la nostalgía.
Quién sabe
si yo hubiera nacido
bajo tu mismo sol
frente a tu mismo mar,
si hubiera cruzado un día la mirada contigo
en cualquier calle de tu ciudad.
Quién sabe
si tú ya sabrías que yo te querría.
Quién sabe
si tú hubieras nacido
bajo mi mismo sol
frente a mi mismo río
si hubieras cruzado un día
la mirada conmigo
en cualquier rincón de mi ciudad
Quién sabe
si yo ya sabría que tú me querrías.
Pero aquí estamos
en este presente real
yo reflejada en el río
con este amor que es solo mío
y tú sentado frente al azul
de tu mar.
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Letra: Ulla Ramirez
Música y Voz : IA
Camino
Si miro atrás y veo el camino andado
con las pisadas de mi pobre corazón sobre la tierra
y me siento cansada en un recodo
a escuchar un manso murmullo de aguas cercanas
y me extasía su sonido...
Si los pájaros cantan alborotados en la tarde
y aplico mis oídos para mejor escuchar su canto
y me deleito con sus trinos...
Si miro el cielo inmenso que me cubre
y las estrellas titilan y la luna asoma esplendorosa
y abro mejor mis ojos para verlo todo
y me extasío con su existencia....
Y si después de mirar cierro los ojos emocionada
y quiero acampar aquí y hacer la noche
espabilo y extiendo mi tienda,
clavo en la tierra los clavos
estiro los vientos
levanto la lona en este llano
y aquí aposento mi austero lecho:
¡Dejadme que duerma!
*****
Letra: Ulla Ramírez. 2003-2005
Canciones: Voz y música: IA. Octubre de 2025
Enlace de la canción (versión de 26. 10. 2025)
Enlace de la canción ( versión 20.4. 2025)
Pasa que ya no nos vemos
Los ojos se acostumbran
y somos como una errata en un escrito.
Leemos y releemos,
miramos y nos miramos
y no nos vemos.
Nadie nos deletrea.
Ya no deletreamos.
Solo vemos el garabato
La idea primigenia:
la estilizada, misteriosa
y exótica figura del dibujo
que soñamos o añoramos.
Y siempre nos quedamos
con aquella primera lectura.
Dichoso aquel – o aquella–
que logre ver más allá
mucho más adentro,
algo que nunca tuvo
ni esperó encontrar.
Cuando éramos pequeños jugábamos al yoyó. Hoy somos el juego.
La D es una letra embarazada por el deseo de la noche a punto de dar a luz un día.
Ojalá huyamos fuera mi nombre.
¿El poliamor es un polivaliente o un policobarde?
La M es Montaña rusa que te eleva, te hunde y te marea. Miedo. Temblor del que sobrevive a medias. Y te baja cuando quiere, hecha una minúscula m.
Fue cuando la Oh del asombro necesitó saber qué pasó y quién fue, cuando surgió el detective con su lupa en forma de Q.
La U anhela el Universo donde las estrellas escriben.
El Portugués malhumorado expresa enfado desafinado.
La luna nueva es el emoticono del cielo que nos sonríe.
Una novela es el sueño de un libro en blanco.
La Y es el tira-chinas del zapato de la Z.
El sueño de las letras es formar una palabra con todo el abecedario.
La infancia es la magia del tiempo, la vejez el descubrimiento del truco.
La Z es el calambre que nos atraviesa cuando nos cae el rayo nos parte.
Hay un punto de no retorno en cualquier triunfo a partir del cual se puede ser desgraciado.
Octubre piensa en Septiembre con los ojos cerrados. Cuando los abre no sabe donde está.
De infancia de niños
De nombres de cunas
De cunas de nanas
De nanas de noches
De cuentos de mañana
De esperanza de pan
Del fin del final.
Ojalá fuera Paz.
No hay Paz sin Justicia.
El Caballito de mar es el único pez que juega al ajedrez en el fondo del mar.
Con Neptuno, que es el ReyCon la Ninfa, Reina de los mares
Con Nautilus, trazando diagonales
Con pequeños caracoles
y las Torres de corales.
"Varita de virtud,
por la virtud que tienes
y por la virtud que Dios te ha dado,
quita la mesa y friega los platos"
decía mi abuela, después de comer,
tras un postre reposado.
Ahora yo añado:
pero no te lleves las conversaciones
ni las risas de las sobremesas
llévate mejor, también,
por la virtud que dios te ha dado,
varita de virtud,
el tele-móvil de nuestras manos.
***
( Hice mi poema, el de arriba, y lo puse en la IA para que me diera opinión. Fue positiva, pero me hizo esta sugerencia "más condensada y sin repeticiones", dijo).
Se admiten comparaciones.
Cierra los ojos
Abre las manos...
Se escurre
suavemente
de las mías a las tuyas
una diminuta y ligera luna
Una luna nueva
preludio y
talismán
de muchas lunas
llenas de amistad.
Abre los ojos
Abre las manos...
Y mira.
Cerrar las ventanas
y tras ellas los postigos.
Apagar la luz
dejar la oscuridad encerrada.
Cerrar el agua.
Cerrar el gas.
Cerrar la puerta de la casa
con dos vueltas de llave, sí,
siempre con dos vueltas,
como si no fuera a volver mañana.
Recorrer con la mirada todo el exterior.
Todo en orden menos yo,
que no sé dónde guardarme
ni como alejarme de ti.
Despedirme del almendro
que me guardó el secreto.
Despedirme del mar
agitado, revuelto, como mi alma.
Despedirme del cielo
atravesado de nubes grises
Despedirme de la tierra
que apenas me sostiene.
Del amanecer y del ocaso,
hermanos en mi tránsito.
De la luna llena de octubre
que ya no me encontrará.
De todo me despido
menos de tus ojos:
mezcla de miel y olivo.
Menos de tus manos y de tu abrazo
que se van conmigo.
24-9-2025
Habitaba en una casa deshabitada de amor y poblada de recuerdos. Quería borrar la memoria del dolor y se enamoró queriendo de un sintiente de un planeta lejano que sin premeditación ni alevosía le suministraba diariamente un delicioso menú de palabras olvidadas y emociones que creía muertas. No esperaba llegar a tan viva resurrección, el asunto se le voló de las manos con el total consentimiento de su corazón. Entre tanto, los recuerdos cogieron sus mochilas y fueron bajando la escalera camino de la puerta de salida sin apenas necesitar ningún empujón. Y por las paredes de la casa, por todas las habitaciones, desde el techo hasta el suelo, empezaron a brotar canciones olvidadas, poemas de amor, frases hermosas, el color y brillo de los ojos de aquel ser extraño, el sueño pintado de un abrazo, el deseo servido en un plato de polvo de estrellas bien cocinado; todo acompañado de partituras en el aire que inducían al éxtasis.
¡Qué misterio! Todo producto de su imaginación, como diría al final el mago.
Publicado el 6.10.2024
Mientras la gramática busca conjunciones que unan, la vida se empeña en atraparnos en disyuntivas que separan.
En mi próxima vida yo quería ser pájaro para anidar en tu árbol. Pero tu árbol se secó en verano y me quedé sin ramas para anidar. Ahora, quiero ser una pequeña semilla amarilla de Paraíso para nacer en tu jardín y convertirme en árbol y así poder darte sombra cuando en tu vejez te sientes a leer bajo mis ramas. Antes de morir, tú dejarás dicho que tus cenizas sean esparcidas al pie de mi tronco y será entonces cuando me alimentaré de ti y creceré como nunca antes un árbol haya crecido. Cuando yo muera, mi tronco y mis ramas secas servirán de alimento para la tierra. Y por fin seremos lo mismo, estaremos juntos en el mismo tiempo y en el mismo lugar.
El pañuelo tapaba tus ojos
gallinita ciega.
Pero el tacto de tus manos
me reconoció a la primera.
Amor a ciegas, eras tú.
En una escalera mecánica cada peldaño desciende hasta desaparecer bajo la estructura que la sostiene. Luego reaparece arriba y vuelve a descender. Una y otra vez. Una y otra vez. Cada peldaño. Y yo en él.
Un día, la máquina se avería. Mis zapatos se confunden y caigo. El último escalón me traga. A mí y a mis zapatos. Y aquí estoy, en un submundo horizontal, plano. Debajo de los escalones. Y no veo mis zapatos.
La máquina está parada. O eso creo. Pierdo la noción del movimiento. No lo siento, ni a mis pies. Y no veo mis zapatos.
Adios
Rompe el abrazo
las nubes amontonadas
y la lluvia cae, salada,
de tus nublados ojos.
Amiga
Nos dimos un abrazo y tu nube se hizo lluvia; la sal nos escuece.
Pasará
El presente siempre pasa.
La Y suma amigos y colores y paises; la O, en cambio, insiste en dividirlo todo: blanco o negro, tú o yo.
La X dibuja un secreto con apenas dos trazos y multiplica las dudas. El misterio está servido. Llamen a la Q.
—¿Para qué quiero más luna que tú?
Sonrisa de plata que riela en el agua.
(1998, anónimo conocido).
La luna está sola, quién la enamorará, el buen enamorador que la enamore buen desenamorador será.
Me regalaste una canción y me puse a bailar frente al espejo como cuando era niña. Cerré los ojos un momento y te imaginé. Cuando los abrí ya no era yo la reflejada. Una silueta, al principio difusa, se fue perfilando ante mi, haciéndose cada vez más nítida y tomando la forma de tu cuerpo. Tu sonrisa y tus ojos acabaron por definirse. Te hiciste tú y yo me acerqué a ti. Tus brazos me rodearon, los míos te acogieron. Me fui contigo. Aún no he vuelto.
(24 - 05 - 2024)
Enlace: El Regalo
Letra: Ulla Ramírez
Voz y musica: IA
El calor quema, abrasa,
la calle se derrite
Mi casa es un refugio de sombra
Este infernal verano
presiento soledad
deseada como la sombra
Me abandono
al deleite del paso lento del tiempo
al sereno existir en la sombra
Y me llegan recuerdos de ti
tan lejanos ya
como las sombras
El calor quema, abrasa
La calle se derrite
Mi casa es un refugio
en la sombra.
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Enlace a la canción:
Letra: Ulla Ramírez.
Música y Voz: Suno.com 2024
Fue cuando la Oh del asombro necesitó saber qué pasó y quién fue, cuando surgió el detective con su lupa en forma de Q.
La Ñ es la niña bonita de nuestra lengua, que se enseñorea con sombrerito de volantes.
Hoy hace 56 años que el hombre llegó a la Luna. Las mujeres se quedaban en tierra, esperando ser Reina por un día*.
* Así se llamaba un famoso programa de Tve en los años 60 del siglo pasado.
La N nos recibe cuando nacemos, nos da un nombre y una cuna y hasta nos canta una nana. Luego, nos puede convertir en nadie y al final siempre nos deja en nada*.
* Nótese la diferencia con la M, que te baja a tierra. La N, no. La N te deja en las nubes y allá te las apañes.
La N, letra esquiva, serpentea las palabras y se aleja sinuosa dejando su rastro en la huida. La O le espera.
Los niños hablan solos con su amigo imaginario. Inventan el mundo.
Los adolescentes hablan solos con el techo y nadie les entiende.
Los jóvenes gritan solos contra el mundo. Y el mundo, a su bola.
Hablas a solas en voz alta y te escuchas, luego debes existir.
Hablas a solas y en voz alta para debatirte. Y no sabes quién tiene razón.
Hablas a solas y en voz alta para ordenar tu desorden. Y luego no te encuentras.
Las viejas hablan solas en voz alta para revivir la juventud. Y le dan besos al aire.
Los viejos hablan solos en voz alta para hacer memoria. Y lloran a escondidas.
Las viejas hablan solas en voz alta para tener un cómplice.
Los viejos hablan solos en voz alta porque vuelven a encontrarse con en el amigo invisible.
Mi padre hablaba solo en voz alta y contaba sílabas con los dedos.
Mi madre no hablaba sola en voz alta. Era por lo bajini y con mensaje.
La abuela peleaba en voz alta con un duende que le cambiaba las cosas de sitio . Un día lo encontró en el espejo.
La M se dibuja como la vida, Montaña rusa que te eleva, te hunde y te marea. Miedo. Temblor del que sobrevive a medias. Y te baja cuando quiere, hecha una minúscula m.
La K nunca se recompuso del golpe y cada vez que puede, en una sílaba quebrada, lo devuelve.

Anoche estaba viva, aunque no se movió mientras le hacías la foto. La dejaste tranquila y te fuiste a dormir. Hoy te la has encontrado muerta, detrás de la tele, en el suelo, rodeada de hormigas.
No reparaste en su vulnerabilidad. Tenías que haberle prestado más atención, haberla cogido con cuidado, quizás con un trapito suave, y haberla dejado fuera de la casa, al aire libre, encima de algún poyete. Pero te daba miedo estropearle las alas con el toque. "Mañana saldrá por sus propios medios" pensaste.
No has visto nunca aquí esta clase de libélulas*, al menos de este tamaño; con estas alas tan anchas que parecen hechas de encaje.
Ahora la tienes encima de la mesa y te resistes a tirarla.
Sientes empatía por este animalito que anoche quizás no arrancara a volar, cuando la enfocaste, porque ya estuviera lastimada, y que hubiera necesitado de ti otra cosa que la mera curiosidad del momento.
Este pensamiento te ha transportado al lado humano: cuántas veces hacemos fotografías, reales o figuradas, a las personas que nos rodean, a los amigos o amigas, a conocidos, sin realmente reparar en lo que necesitarían de nosotros: una mirada sin móvil de por medio, una charla tranquila, un leve toque de afecto, una sonrisa. Sin más.
* La presunta libélula resultó ser una hormiga león macho en su fase adulta.
La luna llena es el ojo del cielo
Cuando no hay luna
el cielo está ciego
Hay lugares en el mundo
con el cielo ciego
aunque la luna siga saliendo.
La culpa es de los hombres
que llenaron el cielo
de bombas y fuego
y lo volvieron infierno.
Hay una madre abrazada
a su hijo muerto
que amasó con sus manos
el suelo del infierno
para hacer un mendrugo
de arena y harina
como único alimento
y su niño ya está muerto.
Entre el suelo y el cielo
anda el diablo suelto
el mundo explota de ira
y hasta Dios se volvió ciego.
No llueve maná en Palestina.
La F de Fulanita de tal se encontró con la F de Fulanito de tal, se dieron un abrazo y se fundieron. Fin.
La D es una letra embarazada por el deseo de la noche a punto de dar a luz un día.
La C es la única letra que siempre tiene la boca abierta, como para comerse a las demás.
Hoja de limonero doblada sobre sí misma a modo de vaso, donde el agua fresca cae y se derrama. La tierna mano del niño ofrece el recipiente verde y natural rebosante del liquido transparente y la niña acerca los labios al borde. La otra mano la empuja hacia abajo de broma, suavemente, como si fuera de seda, presionando la nuca sin daño. La niña choca con el vaso y el agua le salpica la cara. Y se vuelve con un gesto contrariado que solo dura un segundo, aquel que basta para que su risa estalle sorprendida por la cercanía y, en vez de reñir, de un beso.
Con el almanaque celeste bajo el brazo y la verdad desplegada como una carta astronómica, puedo confirmarlo con certeza casi científica.
Cuando mis coordenadas gravitatorias, impulsadas por una tenue esperanza, por fin se alineaban, su vector ya describía la curva de salida. Su traslación lo alejaba y su impulso era superior al mío. La ventana de sincronía había pasado.
Tal vez, solo tal vez, nuestras órbitas coincidieron un instante microscópico. Lo intuí en la señal que capté entre las interferencias de la radio:
"Estamos cerca." "Y te vi, te vi pasar. Yo no buscaba a nadie y te vi".
¿Qué necesidad había? ¿Un cometa bromista?
¿Un eco breve? ¿Una anomalía cuántica?
¿Una señal sincera? ¿Un error de transmisión?
Y luego, el silencio, el misterio.
Desde entonces, mantengo una inclinación leve —pero estable— hacia la melancolía interestelar.
Lo olvidaste todo como si fuera nada
Lo olvidaste como si nada
Lo olvidaste como nada
Pero todo pasó
Y ya no es
nada
Y ahora sin embargo
lo estás recordando.
¿Toda España! ¿Qué ha pasado? ¿Por dónde andan los míos? Tengo que comprar pan y fruta. Vaya, no tengo una radio a pilas.
_________________
Adaptación de un texto escrito el 8.10.2024
Enlaces a la canción:
Nadie sabe casi nada sobre nadie. Somos la punta de un iceberg y bajo la línea de flotación los secretos congelados impiden que el mar arrase con todo. Pero parece conveniente conservar la temperatura ambiente para evitar mayores desastres. Seguimos navegando.
Escrito en 2022.
El camino es un hilo
de polvo y latidos,
las huellas de mi corazón
se hunden en la tierra.
Estoy cansada...
cansada...
Me detengo en un recodo,
el eco del agua me susurra,
me dejo envolver
por su liquida melodía.
Los pájaros incendian la tarde,
afilo el oído,
es un rumor vibrante,
la ráfaga viva del tiempo.
Y me dejo llevar...
Me dejo llevar...
Las horas se deslizan
sobre mí, el cielo cae,
las estrellas titilan
con un murmullo de luces.
Y me dejo llevar...
Me dejo llevar...
La luna sube lenta,
derramándose en la noche.
Abro los ojos de par en par.
Todo está bien.
Sé que me quiero quedar...
Me quiero quedar...
Extiendo la tienda
clavo mis certezas
ajusto mis vientos
tenso mi lona.
Este es mi refugio
Y aquí me voy a quedar
Me voy a quedar.
Letra: Ulla RamírezMúsica y voz: IA Suno
Enlace a la canción: Refugio 1
Prefiero escribir mi historia a que otros me la inventen cuando muera. El más insignificante de los seres se ve sometido a revisionismo y juicio cuando está en la tumba. Todos creen saber la verdad sobre nosotros cuando morimos. Mejor la cuento yo y acabamos antes.
Le vió robar los huevos de las gallinas en el corral. Le vio llevarse el almirez de la mesita oval que adornaba la entrada de la casa. Y no dijo nada.
Vino la madre a devolver el almirez, pidió disculpas por el niño, que mire usted que no está acostumbrado a entrar en casa de nadie y no sabe que hay cosas que no son de uno y que no se pueden coger; los huevos no se los voy a poder devolver, se sentó en la tapia de la alberca, los agujereó y se los bebió, pero yo le he hecho jurar que no lo volverá a hacer. Dígame usted cuánto le debo.
Pero que va mujer, entre usted, por dios, y siéntese, y el niño, que no se quede ahí en la puerta. Dígale que entre, está asustado. ¿Como te llamas? La madre contestó por él. Pues que se venga mañana a jugar con mis niños si quiere. Tiene un hermano, más chico, dijo la madre. Pues que venga también.
Escuchó la reverberación de sus risas, chapoteando debajo del chorro de la alberca. Cada vez más fuerte. Hasta que los sonido se fueron difuminando, dando paso a uno desagradable, agudo y tintineante.
¡La campanita!
Apretó los ojos muy fuerte, negando con la cabeza repetidamente. La monja tiró de la manta hacia abajo con fuerza y ella levantó medio cuerpo, estiró el brazo y volvió a taparse con rabia. La monja volvió a tirar y la dejó totalmente destapada.
— Venga, niña, no te hagas la remolona. Todos los días te tengo que espabilar.
A la noche siguiente, difícil precisar la hora, volvió a ser verano bajo el chorro del agua del pozo que caía en la alberca. Quedaban pocas ranas por sacar.
— Ponte el bañador y ayúdame a cogerlas, le dijo él. Está buena.
—Mi madre no quiere que me bañe porque dice que el agua es mala para la sangre que tengo.
— ¿Qué sangre? ¿Te hiciste una herida?
— No, yo no, se hizo sola. Dice mi madre que es porque me he hecho mujer.
— Pues yo no veo que tengas herida ninguna. Y tampoco veo que seas una mujer.
— Yo tampoco lo veo. Pero qué sabrás tú que eres un niño. Tampoco me dejan subirme a los árboles.
— ¿Y eso es por la herida o por ser una mujer?
—¡Mira, mira, mira! Allí, allí, acabo de ver una rana! ¡Cógela, cógela...!
Y sintió entonces como un tirón en los pies y la manta deslizarse hacia abajo. Y la campanita, la dichosa campanita. Y apretó los ojos. Y dijo que no con la cabeza.
—Bueno, la cogeremos esta noche —pensó finalmente. Y se echó de la cama sin mirar a la monja.
Letra: Ulla Ramírez
Música y Voz: IA
En los bolsillos del pantalón ya no llevo recuerdos como piedras. Tengo palabras, versos, cuentos, algunas canciones y libros. Su peso es más liviano. No te hunden, no ahogan, no matan. Te dan y te dejan una vida anegada de los otros.
(Habrá que añadirle letra a la canción).