El cuento de la buena mujer

Ella está donde tiene que estar cuando tiene que estar porque le toca. Y cuando no tiene que estar pues no está porque ya no hace falta que esté.¿Quieres que te lo cuente otra vez?

Trampa

Víctima de una implacable araña virtual, se encontró envuelto en una trampa de hilos invisibles.


Una maestra en apuros

— ¿Y eso se lo has contado a papá y a mamá? 

— ¿El qué?

— ¿Que tienes pensado volar en la bici? 

— No, quiero darles una sorpresa.

— Pero verás, Juan, los niños tienen que contarle a papá y a mamá todos los planes que tengan. ¿Y a dónde piensas volar, Juan?

— Desde mi calle al cielo, como Eliot y ET

— Pero las bicis de verdad no vuelan, cariño.

— Si vuelan, yo las he visto volar. 

— ¿Cuándo?

— En la película.

— Pero en la película es una fantasía, cielo.

— Pero mi mamá me ha dicho que si lo deseas mucho mucho los sueños se pueden cumplir. Y que si tú los persigues para cogerlos los alcanzas.

— Pero volar con una bici es imposible Juan. Hay que volar dentro de un avión con mamá o con papá o con una persona mayor.

— ¿Y en avión se llega a donde está el abuelo? 

— No cielo, el abuelo está en un cielo que está más lejos.

— Pues yo quiero ir aunque esté más lejos. Mi bici es fuerte y veloz.

– ¿Sabes una cosa Juan? Escúchame bien. Escuchadme todos. Todos vamos a ir al cielo algún día. Pero tenemos que esperar mucho tiempo porque hay cola para ir ¿Lo entiendes cariño?¿Lo entendéis?

— Sí, como cuando fuimos al cine, a ver ET, que había cola.

– Sí, eso, pero la cola para ir al cielo es muy larga y aburrida. Así que es mucho mejor hacer otras cosas mucho más divertidas. Toda la vida, ¿vale?

– ¡Vale! Entonces puedo ir con la bici a otro sitio mientras? 

– Claro, cariño. Pero siempre se lo tienes que decir a mama y a papá. ¿Vale?

–  Pues entonces iré a la luna, como los astronautas.

Greguería

Los hay tan perdidos que siempre se están buscando. Ya no cuentan ni hasta diez.

De cuentos

Él se quitaba de cuentos. Iba al grano, que era lo que le daba de comer. No pensó que si seguía engordando acabaría en la olla, comidos por otros. Como el Gallo Quirico.

Espacial

Ya sé que tu eres espacial. Pero yo no tengo telescopio.

Greguería

 Los fines de semana siguen siendo sagrados. Más para re-picar en el bar que para ir a misa.

Imagen digital



Engelante


Como jugo de dolor exprimido se escurre la lágrima de la diosa, se desliza por la mejilla sonrosada en su camino hasta la comisura de los labios, resbala por la barbilla y se precipita como gota de lluvia hacia el espacio helado, y en mala hora cae en el fondo del vaso del que será el último whisky de una trágica noche de perros violentos, convirtiéndose en diminuto cubito de hielo petrificado.

Amor anónimo

Ayer en la mañana el cartero dejó en el buzón una carta sin remite con un corazón  sin nombre. Me sentí como un chiquillo a pesar de mis años. Encendí la radio y me puse a bailar. Regué mis flores y entoné una canción. A media tarde me bañe en agua templada, me puse guapo y me vestí con una camisa de colores. Estoy ansioso por recibir la próxima carta.


Greguería

El amor es una cometa. Nunca hay que soltar el hilo y siempre necesita aire.

Demasiado tarde

Tal vez en otro momento. Pero ahora no. Ahora voy a ser el garbanzo negro de la familia que no acude con puntualidad allí donde se le espera; ese mal hijo que desprecia el cargo de gerente que me ofreces en tu prestigiosa fábrica de cerveza, donde podría llegar a ser un hombre de éxito, como es tu deseo. Pero ahora no. Porque ahora quiero pedalear hasta el pico más alto de mis sueños y vivir mi propia carrera. Tal vez vuelva luego demasiado tarde, tras un paseo desigual por la vida. Pero sólo entonces podré sentarme tranquilo en la puerta de tu casa, a la sombra de tu parra, frente al mar, contemplar la belleza de los rizos que el viento provoca en las olas y recordar sin angustia aquel día en que me quisiste enseñar a nadar. No me ofrecías tu mano cuando me hundía y me ahogaba. Aún recuerdo la sirena de la  ambulancia y el llanto de mamá a mi lado. Esperaste demasiado para salvarme.


* Este relato ha sido escrito dentro de las normas establecidas en Club de Teatro y Lectura de la Viñuela (Málaga). Se trata de hacer un relato de no más de 180 palabras con diez palabras dadas. Una buena prácticas para crear hábito de escritura, probar diferentes temáticas y aprender unos de otros.

Greguería

Hay secretos que son a voces. Pero causan más efecto los susurrados desde la tumba.

Insoportable

Desde que voy al gimnasio estoy en un estado mental por encima de mis posibilidades. Será cosa de la dopamina, de la serotonina y de la endorfina o será producto de mi imaginación. Tendría que ser realista y poner los pies en la tierra. Se lo digo a la luna todas las noches. Pero ella también tiene sus cosas y se queja de que al parecer está encogiendo. Y yo le digo que eso es normal, que cuando nos vamos haciendo mayores cada año se encoge un poco, no se si porque los huesos menguan o lo que mengua es la cabeza en si, toda ella entera. Creo que es lo primero, porque si fuera lo segundo ya habría por ahí algunos humanos  como pollos sin cabeza andando por la calle. Aunque yo imagino a unos cuantos sin cabeza y no me da pena;  no se perdería nada, vamos, que se ganaría. Viviríamos en paz y puede que hasta la luna dejara de encoger, porque a lo mejor lo que le pasa es que tiene el corazón encogido del horror que ve, aunque desde allí arriba no se sienta tanto como aquí. Quizás por eso yo tiendo a elevarme, porque de cerca es insoportable. 

¿No hay una Justicia Universal rápida  para los pollos salvajes?

Reverso

No le gustaba su pasado y se inventó otro. Acabo por negar el segundo y se inventó un tercero. En cada decepción, tropiezo o error su cerebro le fabricaba una nueva vida cada vez más alejada de la original hasta que llegó a ser su propio reverso. Mejor reinventarse que reconocer errores,  mejor reinventarse que pedir perdón,  mejor reinventarse que seguir siendo yo, se decía. Se reinventó tantas veces que cuando murió nadie le recordó por nada duradero. Su recuerdo fue tan volátil como el suspiro de un gorrión. 

Memorias

Un día encontró una memoria en el contenedor de basura y se la colocó de adorno en la cabeza. La suya la tiró al río del olvido, llegó al mar de la soledad y se la tragó una ballena azul. ¡Azul tenía que ser! 

Al día siguiente, no reconoció ni a su madre. Tampoco le reconocí yo a él.

Greguería

La utopía de las letras es formar una palabra con todo el abecedario. 

En la cocina

El recipiente para hacer la receta era de tamaño medio. Había que tener cuidado con las medidas y la proporción de cada ingrediente y cogerle el punto a la cocción. Admiración era larga, pero se quedaba corta, de modo que la echó a la olla. Amistad le pareció perfecta aunque tuvo que añadirle Comunicación para completarla. Cuando el agua empezó a hervir añadió Imaginación y Empatía y lo cocinó todo con mucho Amor. Finalmente pronunció el Abracadabra. El resultado fue una exquisita sopa de cuento.


El viaje

De niño, mi sueño era tener un coche de pedales de color rojo y con bocina. Pero eran muy caros, así que me tenía que conformar con el pedal de la máquina de coser de mi madre y mover la rueda grande para un lado y para el otro como si fuera el volante. A mi madre no le gustaba aquella idea y me abrió una libreta de ahorros y a los dos años me regaló una bicicleta.

Fue con aquella bicicleta con la que un día llegué a tu casa y nos hicimos amigos. Nos pasábamos la vida jugando bajo la sombra de la parra, pero un día, al poco tiempo, nos dejaron bajar en bici a la playa con mi hermano mayor y allí hicimos castillos de arena y chapoteamos entre las olas; nos gustó tanto que ya fuimos todo el verano. Cada día veíamos pasar el tren y siempre le decíamos adiós con la mano a los que miraban el paisaje por la ventanilla. Hasta que un día, pasado el tiempo, fuimos nosotros los que viajamos en el tren con tu abuela y pasamos por debajo de los túneles, que dentro del tren parecía que era de noche, aunque contábamos diez en voz alta y enseguida se hacía de día, y nos reíamos porque era como un juego.

Y volvimos más veces a la ciudad y fuimos al parque y a ver los patos del estanque y nos tomamos nuestra primera cerveza con mucha espuma, tanta que rebosaba y nos dejaba unos bigotes blancos que nos hacían parecer payasos y yo limpiaba con mi pañuelo tus labios y vaya sonrisa bonita que tenías. Y fuimos al puerto y vimos los barcos y aquello sí que fue soñar a lo grande, porque ese viaje sí que tendría que ser una verdadera aventura: cruzar el mar, tan azul y tan inmenso, contigo.

Fue entonces cuando nos hicimos novios formales aunque tardamos unos años en casarnos. La boda fue muy bonita y muy alegre y yo no he visto en mi vida novia tan guapa como tú, ni tanta comida hecha en los peroles de mi tía, ni tanto pan blanco junto, ni tanto baile de rueda.

Luego nos fuimos a vivir a Málaga y montamos una tienda y tuvimos a nuestro hijo, que cumplía un año aquel maldito día en el que los militares salieron a la calle. Y vino la guerra que ganaron y tuvimos que irnos andando por la carretera de Almería y nos salvamos de milagro porque nos tiraban desde el mar y llegamos hasta Alicante, donde también había un puerto. Y sí, viajamos en un barco grande, pero no fue como en nuestros sueños porque nunca pudimos volver. 

Y ya solo nos queda el viaje que tú y yo sabemos, en el que ya vamos dormidos para siempre y no vemos el camino. Como tu ahora, que ya no me ves, aunque creo que sí me oyes porque lo siento en tus manos.

Leyenda

Al principio la niebla lo cubría todo, hasta que los dioses insuflaron al mundo su soplo divino y un pájaro azul inauguró el vuelo libre en el aire. Luego los dioses crearon al hombre y este inventó la jaula

Fragmento del Paraíso



El Paraíso es un árbol delicado, con hojas tiernas, flores diminutas de olor muy fino y fruto ovalado del tamaño de una aceituna pequeña. Su ramas son frágiles y su sombra refrescante y dulce. Dicen los que son dados a magias y supersticiones que es un árbol que da suerte al que lo posee en su jardín.
Crecí contemplando un Paraíso y lo hice compañero de mis juegos y de mis sueños, con sus frutos jugaba lanzándolos al agua para ver hasta donde llegaban las ondas y en su tronco grabé con una piedra mi primer corazón de enamorada.
Ahora, cuando la vida ya me ha transcurrido sobre la piel y el corazón, a veces alegre y otras amarga, ahora, cuando sólo recuerdo de mi infancia lo feliz y lo mágico, veo ese árbol en los parques de Sevilla y se me revela como un dios pagano al que podría idolatrar, como un símbolo de lo que fue mi paraíso perdido. Me acerco al árbol y lo huelo, recojo de sus ramas sus hojillas tiernas y menudas y las aprieto entre mis manos. Y aún quisiera acercarme más, abrazar su tronco, y por los círculos que marcan la edad en su interior, volverme, como si fuera un túnel del tiempo, al pasado feliz.
(Escrito en 1985)
 

Greguería

Una vez dijo miau y toda la vida comió pescado.


Propuesta

Si me das una palabra la junto con la mía y hacemos un cuento

Greguería

A la sombra de la parra sabían los besos a uvas con queso.

Greguería

 El día menos pensando es el más espontáneo. 

Greguería

 En el principio, las palabras congeniaron con las piedras y se inventó la escritura.

🔡 

Monos

Me amenazó con mandarme a pintar monas. Aproveché la ocasión y le tomé la palabra, pero me decanté por el género masculino de la especie y ahora pinto monos con el cuello adornado por un búmeran.

🦍🦧🐒

Greguería

 El niño quiere ser piloto porque su abuelo está en el cielo. 🛩️ 🛩️

La culpa


Se recuerda escondido detrás de aquellos arbustos, ovillado sobre sí mismo como su madre lo tuviera en el vientre, mordiéndose los labios, sangrándole la boca, orinándose en los calzones como un chiquillo cobarde, llorando por dentro, maldiciendo su vida y aquella guerra, paralizado y muerto de miedo como lo está ahora, veinte años después de aquel fatal minuto en el que el capitán Santiago ordenó apunten, disparen y fuego y su padre, con la cabeza alta y el puño levantado, recibiera en el centro del corazón la bala que lo mató y cayera desplomado al suelo junto a la tapia del cementerio sin que él moviera un músculo para impedirlo, sin gritar basta ya bastardos que es mi  padre, que esto es un  error, que él no ha matado a nadie. Pero no dijo nada. Nada. Por eso ahora se mantiene firme, de frente, con la cabeza alta y el puño izquierdo levantado, al igual que hiciera su padre en el momento de su muerte, y sin pedir perdón a Dios ni a nadie por su venganza, con la mano derecha se coloca la pistola en la sien, apunta y dispara.

16/03/2014