Memorias

Un día encontró una memoria en el contenedor de basura y se la colocó de adorno en la cabeza. La suya la tiró al río del olvido, llegó al mar de la soledad y se la tragó una ballena azul. ¡Azul tenía que ser! 

Al día siguiente, no reconoció ni a su madre. Tampoco le reconocí yo a él.

1 comentario:

francisco m. ortega dijo...

Un cuento que nos hace pensar sobre la importancia de la memoria para nuestra identidad. La pérdida de recuerdos puede tener un impacto significativo en nuestras relaciones y en nuestra forma de vernos a nosotros mismos.