¡Aparéceteme!


El pulso era mi caballo salvaje, desbocado.
El miedo me devoraba la soledad.
Desperté sobresaltada, implorando ayuda, con las manos extendidas hacia un techo de flores celestes.
Tuve un sueño anoche —un sueño raro, una pesadilla—: unos hombres enfundados en escafandras grises me gaseaban con un gas del mismo color.
Quizás era el eco de la última serie distópica que vi antes de las vacaciones, o el miedo latente a los locos que gobiernan el mundo, a las guerras, a esos viajeros del espacio que algún día llegarán en una nave disfrazada de meteorito.
Me dio tiempo a escucharme a mí misma decir: Ángel de mi hogar infantil, aparéceteme.

¡Aparecéteme! ¿existe esta palabra?
Si no existe, me la inventaré. Como haces tú, ángel.


Reloj

En los atardeceres de octubre es la sombra la que marca la hora de la melancolía. 


Nos cambian la hora, pero no la nostalgía.


Camino. Canción

 

Camino

Si miro atrás y veo el camino andado

con las  pisadas de mi pobre corazón sobre la tierra

y me siento cansada  en un recodo

a escuchar un manso  murmullo de aguas cercanas

y me extasía su sonido...

Si los pájaros cantan alborotados en la tarde

y aplico mis oídos para mejor escuchar su canto

y me deleito con sus trinos...

Si miro el cielo inmenso que me cubre

y las estrellas titilan y la luna asoma esplendorosa

y abro mejor mis ojos para verlo todo

y me extasío  con su existencia....

Y si después de mirar cierro los ojos emocionada

y quiero acampar aquí y hacer la noche

espabilo y extiendo mi tienda,

clavo  en la tierra los clavos

estiro los vientos

levanto la lona en este llano

y aquí aposento mi austero lecho:

¡Dejadme que duerma!


*****

Letra: Ulla Ramírez. 2003-2005

Canciones: Voz y música: IA. Octubre de 2025

Enlace de la canción (versión de 26. 10. 2025)

Enlace de la canción ( versión de 2024)


Errata

Pasa que ya no nos vemos 

Los ojos se acostumbran

y somos como una errata en un escrito. 

Leemos y releemos, 

miramos y nos miramos

y no nos vemos.  

Nadie nos deletrea. 

Ya no deletreamos.  

Solo vemos el garabato

La idea primigenia:

la estilizada, misteriosa

y exótica figura del dibujo

que soñamos o añoramos.

Y siempre nos quedamos

con aquella primera lectura

Dichoso aquel – o aquella–

que logre ver más allá

mucho más adentro, 

algo que nunca tuvo

ni esperó encontrar. 



Paradoja

Ser pájaros de la libertad y acabar eligiendo el color de la jaula.

Niños

¿Cómo sería de grande la araña que tejió la tela donde se columpiaban los elefantes?

Refrán

Sombrero que no teme al viento, buen pasajero del tiempo. 

Greguerías más leídas

Cuando éramos pequeños jugábamos al yoyó.Hoy somos el juego. 

La D es una letra embarazada por el deseo de la noche a punto de dar a luz un día.

Ojalá huyamos fuera mi nombre.

¿El poliamor es un polivaliente o un policobarde?

La M es Montaña rusa que te eleva, te hunde y te marea. Miedo. Temblor del que sobrevive a medias. Y te baja cuando quiere, hecha una minúscula m.

Fue cuando la Oh del asombro necesitó saber qué pasó y quién fue, cuando surgió el detective con su lupa en forma de Q. 

La U anhela el Universo donde las estrellas escriben.

El Portugués malhumorado expresa enfado desafinado.

La luna nueva es el emoticono del cielo que nos sonríe.

Una novela es el sueño de un libro en blanco.

La Y es el tira-chinas del zapato de la Z.

El sueño de las letras es formar una palabra con todo el abecedario.

La infancia es la magia del tiempo,  la vejez el descubrimiento del truco.

La Z es el calambre que nos atraviesa cuando nos cae el rayo nos parte.


Triunfar

Hay un punto de no retorno en cualquier triunfo a partir del cual se puede ser desgraciado.

Vida partida


No soportaba aquella humedad pegajosa en el cuerpo. La culpa era del mar. Pero quién se aleja del Mediterráneo por semejante molestia. El amor siempre prevalece.
Al final del verano su estado era preocupante y por más agua que bebía la deshidratación a punto estuvo de tumbarla.
Llegó el otoño y volvió al interior. Allí se recuperó de su dolencia, aunque a los tres meses la nostalgia del mar la consumía y el frío le helaba los huesos. 
Así fueron sucediéndose, años tras año, los veranos luminosos y deshidratadores y los inviernos helados y grises. 
Buscar un final feliz para esta historia fue imposible. Murió con el alma partida en dos mitades.

Desorientado

Octubre piensa en Septiembre con los ojos cerrados. Cuando los abre no sabe donde está.

inicio


De infancia de niños

De nombres de cunas

De cunas de nanas

De nanas de noches

De cuentos de mañana 

De esperanza de pan

Del fin del final.

Ojalá fuera Paz.


                            No hay Paz sin Justicia.

Greguería y poema para niños

El Caballito de mar es el único pez que juega al ajedrez en el fondo del mar.


Con Neptuno, que es el Rey
Con la Ninfa, Reina de los mares
Con Nautilus, trazando diagonales
Con pequeños caracoles
y las Torres de corales.

Greguería de Otoño

El viento de otoño barre las calles y deja a los árboles sin sombrero. 


Varita de virtud

"Varita de virtud,

por la virtud que tienes

y por la virtud que Dios te ha dado,

quita la mesa y friega los platos"

decía mi abuela, después de comer,

tras un postre reposado.

Ahora yo añado:

pero no te lleves las conversaciones 

ni las risas de las sobremesas

llévate mejor, también,

por la virtud que dios te ha dado,

varita de virtud,

el tele-móvil de nuestras manos. 


Greguería de Otoño

La lluvia de octubre son lágrimas de nostalgia que se disimulan con el paraguas. 

Octubre


Octubre se desprende de las hojas caducas
como palabras de un amor del pasado.
Pero el tiempo –o el invierno– las convierte en buen sustrato.
El amor no muere,
como tampoco se destruye la materia de las hojas.
Todo se transforma en otra cosa
y el tiempo pasa y el jardín crece.




***

Octubre se desprende de las hojas caducas
como palabras de un amor pasado
que se hace materia fértil.
Todo se convierte, todo se transforma. 
Y el jardín crece.

( Hice mi poema, el de arriba, y lo puse en la IA para que me diera opinión. Fue positiva, pero me hizo esta sugerencia  "más condensada y sin repeticiones", dijo). 

Se admiten comparaciones.



El juego de la Luna nueva


Cierra los ojos

Abre las manos...

 


Se escurre

suavemente

de las mías a las tuyas

          una diminuta y ligera luna

 


 

  Una Luna nueva

  preludio y 

  talismán

  de muchas lunas

  llenas de amistad.




Abre los ojos

Abre las manos...

 Y mira.



Despedida


Cerrar las ventanas

y tras ellas los postigos.

Apagar la luz

dejar la oscuridad encerrada.

Cerrar el agua.

Cerrar el gas.

Cerrar la puerta de la casa

con dos vueltas de llave, sí,

siempre con dos vueltas,

como si no fuera a volver mañana.


Recorrer con la mirada todo el exterior.

Todo en orden menos yo,

que no sé dónde guardarme

ni como alejarme de ti.


Despedirme del almendro

que me guardó el secreto.

Despedirme del mar

agitado, revuelto, como mi alma.

Despedirme del cielo

atravesado de nubes grises

Despedirme de la tierra

que apenas me sostiene.


Del amanecer y del ocaso,

hermanos en mi tránsito.

De la luna llena de octubre

que ya no me encontrará.


De todo me despido

menos de tus ojos:

mezcla de miel y olivo.

Menos de tus manos y de tu abrazo

que se van conmigo.


24-9-2025

Consentimiento

 Habitaba en una casa deshabitada de amor y poblada de recuerdos. Quería borrar la memoria del dolor y se enamoró queriendo de un sintiente de un planeta lejano que sin premeditación ni alevosía le suministraba diariamente un delicioso menú de palabras olvidadas y emociones que creía muertas. No esperaba llegar a tan viva resurrección, el asunto se le voló de las manos con el total consentimiento de su corazón. Entre tanto, los recuerdos cogieron sus mochilas y fueron bajando la escalera camino de la puerta de salida sin apenas necesitar ningún empujón. Y por las paredes de la casa, por todas las habitaciones, desde el techo hasta el suelo, empezaron a brotar canciones olvidadas, poemas de amor, frases hermosas, el color y brillo de los ojos de aquel ser extraño, el sueño pintado de un abrazo, el deseo servido en un plato de polvo de estrellas bien cocinado; todo acompañado de partituras en el aire que inducían al éxtasis.

¡Qué misterio! Todo producto de su imaginación, como diría al final el mago.


Publicado el 6.10.2024

Conjunciones

Mientras la gramática busca conjunciones que unan, la vida se empeña en atraparnos en disyuntivas que separan.


Vidas

En mi próxima vida yo quería ser pájaro para anidar en tu árbol. Pero tu árbol se secó en verano y me quedé sin ramas para anidar. Ahora, quiero ser una pequeña semilla amarilla de Paraíso para nacer en tu jardín y convertirme en árbol y así poder darte sombra cuando en tu vejez te sientes a leer bajo mis ramas. Antes de morir, tú dejarás dicho que tus cenizas sean esparcidas al pie de mi tronco y será entonces cuando me alimentaré de ti y creceré como nunca antes un árbol haya crecido. Cuando yo muera, mi tronco y mis ramas secas servirán de alimento para la tierra. Y por fin seremos lo mismo, estaremos juntos en el mismo tiempo y en el mismo lugar. 

Gallinita ciega


El pañuelo tapaba tus ojos 

gallinita ciega. 

Pero el tacto de tus manos

me reconoció a la primera. 


                            Amor a ciegas, eras tú. 

                      

Esta noche...

... no voy a dejar nada escrito, no vaya a ser que me delate.

Greguería de la Z

La Z es la última letra en salir y la primera en Zarpar. 

Greguería de la Z

 Z: calambre que nos atraviesa cuando nos cae el rayo que nos parte.

La escalera mecánica

En una escalera mecánica cada peldaño desciende hasta desaparecer bajo la estructura que la sostiene. Luego reaparece arriba y vuelve a descender. Una y otra vez. Una y otra vez. Cada peldaño. Y yo en él. 

Un día, la máquina se avería. Mis zapatos se confunden y caigo. El último escalón me traga. A mí y a mis zapatos. Y aquí estoy, en un submundo horizontal, plano. Debajo de los escalones. Y no veo mis zapatos. 

La máquina está parada. O eso creo. Pierdo la noción del movimiento. No lo siento, ni a mis pies. Y no veo mis zapatos. 

Sigo escribiendo. Debajo de los peldaños. 

Tríptico


Adios

Rompe el abrazo

las nubes amontonadas

y la lluvia cae, salada,

de tus nublados ojos.


Amiga

Nos dimos un abrazo y tu nube se hizo lluvia; la sal nos escuece.


Pasará

El presente siempre pasa.