La sonrisa eterna


A los pies de la cama, el fotógrafo le pidió un último esfuerzo:
— Vamos doña Paquita, sonría al pajarito, sus familiares se lo agradecerán.
Ella pensó en su hijo, enrolado en el frente republicano, deseó con todas sus fuerzas que algún día viera aquella foto y le dedicó una cariñosa sonrisa maternal en el momento del disparo.
Al día siguiente, la señora Paquita murió antes de que llegara la mala noticia.

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