Circunloquio de madrugada


La que roba a un ladrón tiene cien años de perdón, debe ser por esto por lo que yo practico el insomnio.
Que más quisiera yo que el refrán fuera cierto y encontrarme una mañana con treinta años de propina. Aunque me conformaría con que fueran ocho porque tampoco se le pueden pedir peras al tiempo; lo que por un lado te da, por el otro, seguro, te lo quita. Y no le hables de Santa Rita, que mi tiempo es laico: ni entiende de santas, ni de predicadores, ni de iluminados de la vieja ni de la nueva escuela. Él se lo guisa y él se lo sirve y si no le gusta lo recicla. Que los príncipes azules siempre fueron sapos y las princesas muñequitas de plástico. Que la buena estrella nunca baja del cielo y que el aura no existe, que es un cuento. Y que los fantasmas somos nosotros mismos reflejados en nuestros propio espejo. Por eso digo yo que al pan pan y al vino tiempo. Y si quieres un baile, mejor improvisamos que el tango queda lejos y el bolero ya se ha muerto. Pero roba, roba tiempo, que lo demás ya lo roban ellos.
  

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo quedo con la buena estrella, los jueves, es bastante tonta...