Me dan vértigo las Montañas Rusas y las norias. Ese subir y bajar, subir y bajar, me mata. Para mi lo bueno de la altura es quedarme aquí y disfrutar de las vistas.
Pan y chocolate
que vinieron a despertar nuestros sentidos dormidos. Ecos de pájaros de paso y murmullos de agua remansada que acunaron nuestra historia congelada en el tiempo. Y entre los montes y el cielo nació una historia de amor entre presente y pasado para redimir veinte años. ¿Y qué son veinte años?¿ Qué son veinte años de ausencia? Para ti y para mí, en resumidas cuentas, un pedazo de pan con chocolate comido con mucha paciencia.
Hibernación
Me gusta el tiempo lento del invierno; ese que se hace eterno mientras dormitamos la vida hasta que llega una nueva primavera y la naturaleza explota. Las osas hibernamos, pero no dejamos de ser salvajes.
Campanillas
Mi abuela, que era malagueña, recurría con frecuencia a un refrán que decía:
"En Campanillas te espero".
Y es que todos los trenes que salían y llegaban a Málaga paraban en la Estación de Campanillas.
Me temo que mi abuela tenía "más razón que un santo", como también decía ella, y que todos nos encontraremos un día, finalmente, en Campanillas.
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