el eco de lo que se fue se atenúa
y la taza de cacao caliente entre las manos
acompaña el sol que suaviza el final del verano.
Cada objeto guarda historias antiguas o recientes,
pero el nuevo día trae una claridad que permanece.
Las manos tocan palabras,
recetas, flores, labores diminutas
y quizá, cuando vuelva la inspiración,
renazca también la escritura dormida en su interior.
Se reconoce en la paciencia,
en la generosidad de escuchar,
en la fuerza que nunca pidió permiso
para crecer en silencio
y en la amistad que sostiene como raíz firme.
La noche llega suave,
la luna observa cómplice,
mientras la soledad se vuelve fortaleza
y la vida, un espacio para habitarse a sí misma.
Para E N
29 de agosto 2025
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