Me gusta el tiempo lento del invierno; ese que se hace eterno mientras dormitamos la vida hasta que llega una nueva primavera y todo explota. Los osos hibernamos, pero no dejamos de ser salvajes.
Un latido extra
Ojos que ven corazón que siente
Campanillas
Mi abuela, que era malagueña, recurría con frecuencia a un refrán cuando quería decirle a alguien que ya llegaría a la misma circunstancia en la que estaba ella: algún achaque, imposibilidad física, contratiempo, olvidos, enfermedad; vejez en definitiva.
" En Campanillas te espero".
Y es que todos los trenes que salían y llegaban a Málaga, paraban en la Estación de Campanillas.
Me temo que mi abuela tenía "más razón que un Santo", como también decía ella, y que todos nos encontraremos algún día en Campanillas.
Dilema
Dicen que la imaginación es libre.
Y más libre mientras más sola. Y más sola mientras más libre.
abandono
El cuento tenía final abierto y por allí se marchó sin reparar en todo lo que hubiera quedado por escribir
El indicador
Greguería
De alguna manera las nubes maquillan la tristeza, pero al rato llueve y ya da igual llorar.
A-m-o-r
Pensó que nunca volvería a pronunciarla. Había pasado mucho tiempo y recién terminado el invierno se apuntó a un curso acelerado online para reaprenderla. En primavera la deletreaba alegre por cada rincón de la casa y hasta llegó a ponerle música de fondo. Le gustaba tanto lo que sentía que se le despertó el deseo de apuntarse a una clase presencial. No la admitieron: era una jugadora con suerte.
Consentimiento
Habitaba en una casa deshabitada de amor y poblada de recuerdos. Quería olvidar y se enamoró queriendo de un sintiente de un planeta lejano que sin premeditación ni alevosía le suministraba diariamente un delicioso menú de palabras olvidadas y emociones que creía muertas. No esperaba llegar a tan viva resurrección, el asunto se le voló de las manos con el total consentimiento de su corazón. Entre tanto, los recuerdos cogieron sus mochilas y fueron bajando la escalera camino de la puerta de salida sin apenas necesitar ningún empujón. Y por las paredes de la casa, por todas las habitaciones, desde el techo hasta el suelo, empezaron a brotar canciones olvidadas, poemas de amor, frases hermosas, el color y brillo de los ojos de aquel ser extraño, el sueño pintado de un abrazo, el deseo servido en un plato de polvo de estrellas bien cocinado; todo acompañado de partituras en el aire que inducían al éxtasis.
¡Qué misterio! Todo producto de su imaginación como diría al final el mago.
Melodía
Quisiera llegar a ti como tu música llega a mí en el instante preciso y precioso en que te nombro.
El ilusionista
Érase una vez un mago vestido de gris. Gris era su traje, gris su camisa, su corbata era gris y hasta su maletín tenía grandes letras grises anunciando su profesión:
Pasaron las semanas, los meses y los años, y un buen día apareció en la plaza del pueblo un bonito cartel con letras rojas, azules y amarillas anunciando un gran espectáculo de magia:
LA ILUSIÓN AL ALCANCE DE TU MANO.
La plaza se llenó esta vez también de niños y el ya viejo ilusionista apareció encima del escenario vestido con un deslumbrante y maravilloso traje de colores. De pronto, quedaron sus ojos clavados en la fila numero ocho y sintió un estremecimiento. Allí estaba, con la misma mirada perdida y triste de aquel niño decepcionado que ya era todo un hombre. Su gesto lo decía todo.
Aliento
Fragmentos del Paraíso
La caracola blanca, el dorado almirez,
las viejas muñecas
los cuentos de mi niñez.
Los rosales rojos que regué tantas veces
las margaritas que deshojé por ti
El tiempo lo robó todo
como me robará a mí.
(Escrito en 1988)
Vínculo
«Me gustaría tener un agujerito por el que poder verte» me decía mi abuela cuando nos escribía. Yo le dibujaba el agujerito en la carta de vuelta, debajo de la firma de mis padres. Ella me contestaba, en la siguiente, que había mirado por él y me había visto. Yo la creía.
Deforme
No es la locura la que hace ver la realidad de otra manera, es la realidad la que nos vuelve locos.
Amor fantasma
—Menos sábanas y más pasión. Si seguimos así de sosos nos devolverán al cuerpo —le dijo ella mientras tendían la colada.
Del revés
Si tu corazón anda por las nubes y la cabeza permanece en la tierra, no tengo más remedio que pensar que estás del revés y que los pies se te debieron quedar en la luna llena de julio.
Aplicación
Abrió la aplicación, buscó su nombre y lo añadió a la lista de deseos: una sonrisa, un abrazo, un día.