Mariposas de Noviembre


Hace años, la noche del 1 de noviembre, tenía luz propia. No venía del cielo ni de las farolas, sino de unas pequeñas llamas que temblaban sobre un cuenco con agua y aceite.
Cada noviembre, nuestras abuelas prendían mariposas, no para alumbrar la casa, sino para que las ausencias tuvieran luz.
Cada hogar encendía las suyas: por los familiares fallecidos y, a menudo, también, por las ánimas olvidadas, aquellas que no tenían quién les rezara.
En el cuenco flotaba una cañita con mecha, y al prenderla alguien murmuraba un nombre y una intención.
No se encendían solo para recordar, sino también para ayudar. Era un gesto que tenía el valor de una oración visual. Un gesto mínimo, pero lleno de sentido. No se trataba de espantar fantasmas, sino de darles compañía y alivio.
El fuego era oración, pero también ternura: un modo de seguir queriendo. Era la forma que tenía el amor y el recuerdo de no apagarse.
Eso bastaba para que el alma del ausente se sintiera acompañada.
Los niños no nos disfrazábamos de fantasmas ni de vampiros ni de muertos ni de esqueletos bailones. Asistíamos al ritual del encendido de la llamita que flotaba sobre un trozo de caña con un agujerito que sostenía el pabilo. No nos daba miedo. Nuestras abuelas no celebraban el miedo: lo iluminaban. Sabíamos que era en recuerdo de los ausentes, una llama que no se quería apagar, un abrazo a los que ya no estaban.
Nuestras abuelas nos trasmitían que la mariposa era la manera que tenía el recuerdo de no apagarse.
El fuego también era memoria. En cada mariposa sobrevivía una verdad antigua: que el amor, cuando se recuerda, no se apaga nunca.



*El origen: 

Encender una lámpara de aceite por un alma se convierte en una oración visible , una ofrenda doméstica que sustituye los antiguos fuegos paganos. 
En Andalucía, y especialmente en las zonas rurales, la costumbre se traslada al hogar y se utilizaba lo que había: aceite, agua, una cañita, una mecha de algodón. De ahí nace la mariposa , llamada así por el modo en la que la llama flota y revolotea sobre el aceite. 

*Significados:

Dar luz al alma en su tránsito 
Recordar al ser querido dentro del espacio intimo del hogar.
Proteger la casa de presencias errantes o  "malas ánimas".
Mantener viva la memoria familiar como acto de amor cotidiano. 
                                               

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hasta el nombre de mariposa es bonito, algo que vuela para llegar a ser compañía del alma que se recuerda

Ulla Ramírez dijo...

Gracias ❤️