Ella:
Los niños de aquí no saben hacer barquitos de hojas de caña como tú.
Ni llevan sombrero.
Él:
Hoy subí a la puerta de tu casa. Está muy sola.
Las margaritas te echan de menos. Cogí una y me dijo que sí.
Ella:
La margarita tiene razón. Pronto volverá el verano.
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