Aquí todo parecido con la realidad es una ficción que la inventa.
El error
Niños
— Me acuerdo cuando fui a Islandia y cogí las piedras de colores.
— No te puedes acordar de eso, cariño. Es imposible. Tenías dos años.
— Sí que me acuerdo, ¿Cómo no me voy acordar de mi vida, abuela?
— Porque eras muy pequeño. Yo no me acuerdo de cuando tenía dos años.
— Claro, abuela, pero yo tengo siete años, tengo una vida muy pequeña y me acuerdo de todo. La tuya como es más larga pues se te olvida.
Rimas
Ya sé que Gustavo Adolfo Bécquer no escribió las Rimas para mí. Aun así me gustaban cuando era joven y estaba enamorada. No de él, claro; eso sí que hubiese sido una locura.
Andaba yo entonces por donde mismo él pisaba -Rayo de Luna, Las Golondrinas– y cada mañana me llenaba del aroma de Rosa de Pasión camino de la Venta de los Gatos, donde, en la misma puerta, cogía el autobús para ir a la facultad. Nunca nos cruzamos.
Compresión
La semana se le hizo un día porque los minutos se le habían amontonado en un mismo lugar.