A-m-o-r

Pensó que nunca volvería a pronunciarla. Había pasado mucho tiempo y recién terminado el invierno se apuntó a un curso acelerado online para reaprenderla. En primavera la deletreaba alegre por cada rincón de la casa y hasta llegó a ponerle música de fondo. Le gustaba tanto lo que sentía que se le despertó el deseo de apuntarse a una clase presencial. No la admitieron: era una jugadora con suerte.

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