En la fuente

Tanto fuí a beber a la fuente de tus sueños, que se me rompió el cántaro de los míos.

2 comentarios:

Joselu dijo...

¡Qué microcuento tan jugoso! Permíteme sacar el cántaro de los comentarios y llenarlo de unas gotas de ingenio y humor:

Aquí tenemos un caso claro de “amor con fugas”. El protagonista, sediento de los sueños ajenos, se acerca una y otra vez a la fuente equivocada, y claro, tanto va el cántaro a la fuente… ¡que acaba hecho añicos! Y no por desgaste del material, sino por exceso de entusiasmo romántico. Es lo que pasa cuando uno se hidrata demasiado de ilusiones ajenas: que los sueños propios se quedan en el fondo del cántaro, hechos trizas y con goteras.

Podríamos decir que este microcuento es la versión poética del “no pongas todos los huevos en la misma cesta”, pero aquí son sueños y cántaros. O quizá es una advertencia zen: “No bebas tanto de los sueños de otros, que los tuyos también tienen sed”. Si Chuang Tzu hubiera escrito sobre amores líquidos, seguro que habría dicho: “El cántaro vacío resuena más, pero el roto ya ni suena”.

En definitiva, el microcuento nos recuerda que, en el amor y en la vida, hay que hidratarse con moderación y, sobre todo, no descuidar el cántaro propio. Porque si no, acabamos con los sueños hechos agua… y ni fuente ni cántaro que los recoja.

¿Moraleja? Antes de ir a beber a la fuente de los sueños ajenos, asegúrate de que tu cántaro esté bien reforzado. Y si se rompe… ¡al menos que sea por una buena historia!

Ulla Ramírez dijo...

Me he tenido que reir.... visto con ingenio y humor se olvida la carga dramática que tiene quedarse sin sueños por sumarse a los de otra persona. Tomo nota de la moraleja 🙂. Y como siempre, agradecida por tu original y ameno punto de vista.