¡Qué microcuento más agudo y travieso! El autor juega con la polisemia y la musicalidad de los prefijos “poli-”, invitándonos a pensar, con una sonrisa, en los matices del poliamor. La pregunta, disfrazada de inocente curiosidad, es en realidad una pequeña trampa: ¿es el poliamor una muestra de valentía múltiple -un “polivaliente”- o, por el contrario, una forma de cobardía repartida -un “policobarde”-?
Aquí el ingenio radica en el juego lingüístico: el prefijo “poli-” (muchos) se adhiere a dos cualidades opuestas, valentía y cobardía, y nos obliga a reflexionar sobre los prejuicios y las visiones contrapuestas que existen sobre el poliamor. ¿Es abrirse a muchos amores un acto de coraje emocional, o es una huida de los compromisos profundos? El microcuento no responde, solo lanza la pregunta y deja que resuene en nuestra mente.
En definitiva, la gracia está en que, al final, quizá el poliamor no sea ni polivaliente ni policobarde, sino simplemente… poli-humano.
2 comentarios:
¡Qué microcuento más agudo y travieso! El autor juega con la polisemia y la musicalidad de los prefijos “poli-”, invitándonos a pensar, con una sonrisa, en los matices del poliamor. La pregunta, disfrazada de inocente curiosidad, es en realidad una pequeña trampa: ¿es el poliamor una muestra de valentía múltiple -un “polivaliente”- o, por el contrario, una forma de cobardía repartida -un “policobarde”-?
Aquí el ingenio radica en el juego lingüístico: el prefijo “poli-” (muchos) se adhiere a dos cualidades opuestas, valentía y cobardía, y nos obliga a reflexionar sobre los prejuicios y las visiones contrapuestas que existen sobre el poliamor. ¿Es abrirse a muchos amores un acto de coraje emocional, o es una huida de los compromisos profundos? El microcuento no responde, solo lanza la pregunta y deja que resuene en nuestra mente.
En definitiva, la gracia está en que, al final, quizá el poliamor no sea ni polivaliente ni policobarde, sino simplemente… poli-humano.
El análisis, muy chulo.
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