Iceberg

Nadie sabe casi nada sobre nadie. Somos la punta de un iceberg y bajo la línea de flotación los secretos congelados impiden que el mar arrase con todo. Pero parece conveniente conservar la temperatura ambiente para evitar mayores desastres. Seguimos navegando. 

Escrito en 2022.

2 comentarios:

Joselu dijo...

El pensamiento de Ulla Ramírez nos enfrenta a una verdad esencial sobre la condición humana: la opacidad radical del otro, incluso de aquellos con quienes compartimos la máxima intimidad. Su metáfora del iceberg —"somos la punta de un iceberg y bajo la línea de flotación los secretos congelados impiden que el mar arrase con todo"— revela una visión lúcida y poética sobre la convivencia y el misterio.

Ramírez pone de manifiesto que ni siquiera quienes comparten nuestra cama, símbolo de la mayor proximidad física y emocional, dejan de ser enigmas para nosotros. La convivencia diaria no elimina la existencia de un vasto territorio interior, hecho de recuerdos, deseos, temores y contradicciones, que permanece oculto bajo la superficie. La autora sugiere que esta zona sumergida no solo es inevitable, sino también necesaria para la supervivencia de la relación y de la propia identidad.

Al hablar de "secretos congelados" que impiden que "el mar arrase con todo", Ramírez señala que lo no dicho, lo no revelado, cumple una función protectora. La transparencia absoluta podría resultar devastadora, desbordando los límites de lo soportable. Así, mantener la "temperatura ambiente" —es decir, un equilibrio entre lo que se muestra y lo que se oculta— es una estrategia de supervivencia emocional y relacional. No es solo una cuestión de prudencia, sino de sabiduría vital.

La conclusión del pensamiento —"seguimos navegando"— es una imagen poderosa de la vida en común: avanzamos juntos, conscientes de que nunca conoceremos del todo a quienes nos rodean, pero aceptando ese misterio como parte de la travesía. Ramírez sugiere que la aceptación de la opacidad ajena es una condición para la convivencia y el amor duraderos. La navegación no es a pesar del misterio, sino gracias a él.

Desde una perspectiva literaria, la visión de Ulla Ramírez dialoga con una larga tradición de escritores y pensadores que han explorado la imposibilidad de conocer plenamente al otro. Autores como Virginia Woolf, Marcel Proust o incluso Emily Dickinson han indagado en la idea de que la identidad es siempre parcial, fugaz y en gran medida inaccesible. Ramírez aporta a esta tradición una voz propia, que combina la precisión poética con una mirada compasiva sobre la fragilidad humana.

El pensamiento nos invita a abrazar el misterio del otro, a no temer la distancia que nos separa incluso en la cercanía, y a comprender que la convivencia es un arte de equilibrio entre lo visible y lo oculto. Navegar juntos, sin pretender desvelar todos los secretos, es quizá la forma más auténtica de acompañarse en la vida.

Ulla Ramírez dijo...

No me refiero en el texto a las relaciones de pareja en concreto, sino a algo mucho más general que se da en las familias, en los grupos de amigos, en la sociedad. No somos lo que mostramos, somos mucho más, o mucho menos, y casi nadie nos conoce en profundidad.
Gracias por tu comentario, es muy interesante